jueves, 22 de diciembre de 2011

¡FELIZ NAVIDAD, CON SABOR A GALLETA!

Cuando hacemos las Carlota’s, les ponemos nuestro cariño, como si fueran para alguien de nuestra familia que vive lejos y que no vemos más que un día al año, como pasa para muchos en Nochebuena, o para otros muchos en Navidad. Antes de hacerlas, nos sentimos como niñas con sus nuevos lápices de colores todavía por estrenar… En realidad, lo que nos gustaría pensar es que, cuando alguien ve o se come alguna de nuestras galletas, ¡sonríe y recuerda que todavía lleva un niño dentro!


Seguid siendo niños, y ¡Feliz Navidad a todos!




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lunes, 19 de diciembre de 2011

UNA NOCHEBUENA EN LA FAMILIA CARLOTA'S



Nuestra Nochebuena es como la de casi todos: entrañable. Por una noche se frena nuestro ajetreo diario, las preocupaciones… Pero en nuestra casa, celebrar esta fiesta es todo un ritual… ¡participamos todos! Como nos pierde la cocina, cada uno de nosotros hace “su plato”.

Elena prepara cóctel de langostinos. Los hierve durante largo rato, porque hacen falta muchos para todos, y luego hace la salsita del cóctel… ¡¡Ya se me hace la boca agua!! ¡Es una gran cocinera! Yo, Carlota, preparo la “roattcol”, un plato muy típico alemán, que consiste en col roja fermentada con vino, con manzanita y cebollita confitadas. Y también me ocupo de la decoración de la mesa.

Mi madre prepara su roastbeef , ES-PEC-TA-CU-LAR . Nuestra hermana Nina se encarga del postre: una compota de frutos secos aromatizados con té y vainilla acompañada de un helado de biscuit. ¡Mmmm… para chuparse los dedos! A nuestro padre le tocan los turrones, y a nuestro hermano Rafita tooooodos los “¿Podrías ir a buscar…?”. Además ejerce de Papá Noel, colocando todos los regalos debajo del árbol, agrupados por niño…

Para nosotros es una fiesta de los sentidos. Cuando llegamos a casa es todo “¡oooooh!”, “¡aaaaah!”, “¡este es para mí!”, “¡qué bueno!”, “¡qué bien huele!”… Y claro, a los más pequeños, nerviosos por abrir los regalos, ¡creo que en la vida los he visto comer tan rápido!

Y una noche así siempre termina con un brindis. En Alemania es costumbre mirarse a los ojos al brindar. Eso hace que nos reconectemos los unos con los otros… ¡y recordemos siempre que somos una familia!

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